domingo, 16 de abril de 2023

Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo

 Epístola I de San Pedro 1,3-9.


Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su gran misericordia, nos hizo renacer, por la resurrección de Jesucristo, a una esperanza viva,

a una herencia incorruptible, incontaminada e imperecedera, que ustedes tienen reservada en el cielo.

Porque gracias a la fe, el poder de Dios los conserva para la salvación dispuesta a ser revelada en el momento final.

Por eso, ustedes se regocijan a pesar de las diversas pruebas que deben sufrir momentáneamente:

así, la fe de ustedes, una vez puesta a prueba, será mucho más valiosa que el oro perecedero purificado por el fuego, y se convertirá en motivo de alabanza, de gloria y de honor el día de la Revelación de Jesucristo.

Porque ustedes lo aman sin haberlo visto, y creyendo en él sin verlo todavía, se alegran con un gozo indecible y lleno de gloria,

seguros de alcanzar el término de esa fe, que es la salvación.

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